¿Cada cuánto tengo que calibrar mis instrumentos de medición?
Es sin duda una de las preguntas más frecuentes y pese a que es común pensar que es el proveedor de la calibración quien establece el plazo, en realidad somos nosotros mismos, como usuarios del instrumento, quienes debemos establecer un periodo de recalibración adecuado a nuestras necesidades.
¿Cómo defino un plazo de recalibración?
A la hora de definir el tiempo adecuado entre calibración y calibración, existen varios factores que debemos tener en cuenta, vamos a enumerar algunos de ellos a continuación:
1. Recomendación del fabricante
El fabricante, debido a los ensayos que hace en sus equipos, tiene registrada la estabilidad y durabilidad de sus componentes y, por ende, de sus equipos. Por lo que, en algunas ocasiones, el propio fabricante del instrumento puede recomendar un plazo de calibración, siendo el más común un año.
2. Rango y frecuencia de uso
Nosotros mejor que nadie sabemos el uso que se le va a dar al instrumento, y es ahí donde debemos considerar el desgaste que podría estar sufriendo nuestro instrumento. Cuanto más frecuente sea el uso, antes se desgastarán los componentes. Del mismo modo, cuanto más cerca esté su uso del fondo de escala, mayor será el desgaste. Por ejemplo, una termoresistencia se desgastará mucho antes si es sometida a 350 °C habitualmente que si solo trabaja en rangos de 40 ºC.
3. Condiciones ambientales
El entorno en el que está almacenado y/o se está dando uso al instrumento también se ha de tener en cuenta a la hora de valorar el plazo de recalibración. Se deben tener en cuenta todos los factores que puedan influir negativamente en el estado del instrumento. Hay una gran variedad de factores a tener en cuenta, los más comunes son la temperatura y la humedad, pero también hay que tener en cuenta posibles vibraciones, posibles agentes químicos en el ambiente, temperaturas extremas que puedan dilatar o contraer los componentes etc…
4. Incertidumbre o tolerancia requerida
Si nuestro equipo tiene unas especificaciones muy buenas y se usa para mediciones de una exactitud menor de su tolerancia, este podría ser calibrado en ciclos mayores. Por otro lado, si calibramos nuestro equipo con mayor frecuencia, nuestra incertidumbre será menor.
5. Criticidad del equipo y riesgo de fuera de tolerancia
Si las medidas que se toman con el instrumento nos resultan muy críticas y el riesgo de fuera de tolerancia es grande, se debe aumentar la frecuencia entre calibraciones. Debemos valorar el riesgo que nos supone tener un instrumento fuera de tolerancia en base a lo críticas que puedan ser sus mediciones para el funcionamiento de nuestra empresa. Por ejemplo, se han dado casos de fabricantes que han tenido que retirar del mercado toda una remesa de productos por dudar de las condiciones en las que se fabricó o almacenó debido a un instrumento de medida fuera de tolerancia.
